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FERNANDO ROSEL OBLIGADO A DIMITIR EN EL EPILA

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Obligado ante las continuas desavenencias con el equipo técnico del club y con un sector de la directiva debido al contenido de las crónicas

EL CRONISTA DEL EPILA, FERNANDO ROSEL, SE VE OBLIGADO A DIMITIR CÓMO DIRECTIVO DE ESTE CLUB DE FUTBOL, PARA PODER SEGUIR INFORMANDO CON LIBERTAD A SUS LECTORES

 Ante las continuas desavenencias con el equipo técnico del club de futbol Épila, y un sector de la directiva del mismo, debido al contenido de las crónicas que durante cada jornada venía escribiendo en los distintos medios de comunicación, prensa escrita, webs y redes sociales, siendo acusado de deslealtad y de hacer perjuicio al club, del que he venido siendo directivo durante varias temporadas, se forzó a la directiva, a través de la amenaza de la dimisión del entrenador vigente, a que se dejara de escribir dichas crónicas o a modelar el contenido de las mismas a la forma y manera de los según ellos injuriados.

Ante esta situación, recibida la notificación por parte del presidente de la directiva, acordando por unanimidad no aceptar la dimisión del entrenador y suspender las crónicas realizadas por mi persona, me veo obligado a presentar mi dimisión como directivo de este club para poder siguiendo ejerciendo mi derecho a la libre expresión, manifestando entre otras cosas, que a pesar de acatar con disciplina democrática la decisión de esta Directiva como miembro de la misma, expreso mi más enérgico y contundente desacuerdo, en lo que respecta a ponerse del lado de los que imponen la “ley de la mordaza”, impidiendo la libre, sana y necesaria expresión de pensamientos e ideas, por el mero hecho de desaprobar aspectos futbolísticos cuando se considera por mi parte que hay que hacerlo.

En este contexto, pienso que la actitud de “matar al mensajero” en vez de recoger y analizar su mensaje, para poder tomar decisiones inteligentes de mejora, sobre un diálogo razonado y razonable, fuera de egoísmos personales y posicionamientos de trinchera, no es la más inteligente y por lo tanto la mejor de las decisiones.

Mucho me temo, que tapando bocas, secando cerebros, cortando lenguas y manos, se pueda contribuir ni a una buena imagen ni a la grandeza de ningún club.

Del comunicado que se me envió se desprende, que se me dejaba la opción de permanecer en la Directiva, pero al precio de la doma, el sometimiento al ejercicio de “tonto útil” y el voto del cautivo en silencio, haciendo que eso sea totalmente incompatible con mis principios éticos, por lo que no me resulta ni coherente, ni honesto permanecer como miembro de esta Directiva.

Al salir de la misma, tengo la sensación de recuperar la libertad, mi libertad, de poder seguir contando y narrando cada domingo, como socio y aficionado del Épila, sin ofender personalmente a nadie, todo aquello que futbolísticamente pueda ser analizable y naturalmente contestable, por quienes no estén de acuerdo, siempre dentro del sendero de la estética, la ética y el respeto,

 El tiempo de los faraones y tiranos de la antigüedad, en donde se les cortaba la lengua a los que podían decir cosas que no fueran de su agrado, y el tiempo en donde se mataba al mensajero si portaba malas noticias, en vez de analizar el mensaje y sacar consecuencias inteligentes del mismo, para aprender de él, afortunadamente ya han pasado a la Historia.

Me parece muy triste que todavía existan rescoldos de semejante anacronismo. Pero por fortuna, estamos ya en unos tiempos donde se defiende la libre expresión de pensamientos e ideas, siempre que se lleven a cabo en el marco de la legitimidad, la legalidad, la estética y la ética.

Me resulta igualmente triste y muy lamentable que, en boca de técnicos y algunos directivos, se me acuse paradójicamente de deslealtad al club que vengo siguiendo y apoyando desde hace 60 años, como saben muy bien socios y jugadores, independientemente de los entrenadores y directivas que se han ido sucediendo a lo largo de su historia, acompañándolo en todas las categorías en las que ha ido militando, hasta el punto de que algunos de ellos me pusieron cariñosamente el apodo de “el socio”,

Estoy siempre dispuesto a rectificar lo que sea menester del contenido de mis crónicas, siempre que sea bajo los argumentos de un razonamiento y una ética adecuadas y contrastadas, y no en base a molestias personales, sintiendo como ataques y perjuicios, lo que en realidad no lo son, más que en las mentes abyectas de quienes se sienten atacados evidenciando una conducta claramente egocéntrica y paranoide.

Pienso que se ha llegado al extremo de colocar “el carro delante de los bueyes” e, incomprensiblemente, los señores al servicio del club pagados por los socios como entrenadores, han conseguido “poner de rodillas” a la directiva para que forzara mi dimisión por el mero hecho de hacer llegar al público en general mis discrepancias en algunos de los partidos del Épila, pensando siempre que la crítica constructiva no supone ninguna deslealtad para el equipo al que siempre he amado y amaré, sino por el contrario un ejercicio necesario y saludable para su constante mejora.

El contenido de mis crónicas puede examinarse cuando se quiera, porque todas ellas han venido siendo publicadas semana tras semana en distintas webs y periódicos deportivos del fútbol aragonés, al objeto de averiguar por quien lo desee, si hay en ellas algún ataque personal u ofensa a alguna persona.

Considero necesario que todos los que leen mis crónicas estén enterados de estos hechos para que adquiriendo, si lo desean, más información de otras fuentes distintas a las mías, juzguen lo que crean oportuno sobre estos hechos.

Quiero expresar por último, que prefiero ser cronista sin cargo que cargo castrado de libertad de expresión, y que voy a seguir escribiendo las crónicas del CF Épila, siguiendo fervorosamente domingo a domingo a mi equipo de siempre, a pesar de todas las presiones que ello pueda conllevar, pensando que ello es una actitud clara de servicio y no de deslealtad al mismo, gritando esta vez con más fuerza que nunca ¡Aúpa el Épila!

Atentamente

Fernando Rosel Lana, socio pero ya no directivo del Épila